miércoles, 10 de noviembre de 2021

 

“La hora”, de Juana de Ibarbourou









Tómame ahora que aún es temprano

y que llevo dalias nuevas en la mano.


Tómame ahora que aún es sombría

esta taciturna cabellera mía.


Ahora que tengo la carne olorosa

y los ojos limpios y la piel de rosa.


Ahora que calza mi planta ligera

la sandalia viva de la primavera.


Ahora que en mis labios repica la risa

como una campana sacudida aprisa.


Después..., ¡ah, yo sé

que ya nada de eso más tarde tendré!


Que entonces inútil será tu deseo,

como ofrenda puesta sobre un mausoleo.


¡Tómame ahora que aún es temprano

y que tengo rica de nardos la mano!


Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca

y se vuelva mustia la corola fresca.


Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves

que la enredadera crecerá ciprés?


El tema

Desde el título, el poema presenta abundantes referencias al tiempo, en particular al paso del tiempo. La hora, dicho en singular, apunta a un momento concreto y no otro, e inevitablemente el lector sabe que una hora pasa con velocidad, pues el tiempo corre, como los antiguos latinos decían: “tempus fugit irreparabile” ( el tiempo huye irreparablemente). Por otro lado, todo ser humano conoce las consecuencias que el paso del tiempo tiene sobre la vida, y especialmente, sobre el cuerpo, pues es lo más evidente. En el yo lírico, parece preocupar por encima de todo lo vulnerable que es el cuerpo al paso del tiempo. Como si solo hubiera una hora, una escasa hora, para que se hallara en toda su plenitud, sin asomos de decadencia.

Como subtema, aparece la llamativa alusión a la belleza femenina como particularmente víctima de los estragos del tiempo, en una concepción del yo lírico que representa a la mujer como un ser cuyo máximo objetivo es ser hermoso, estado que al parecer solo se obtiene en la juventud, tal como insinúa el poema.



La voz que habla

El yo lírico es de carácter femenino. El lector puede percatarse de ello no gramaticalmente, sino por las concomitancias culturales con que el yo se asocia. En primer lugar, se habla de un cuerpo y una identidad que se puede identificar con el mundo vegetal en particular con las flores. La única referencia al árbol -símbolo genérico del ser humano por su verticalidad y su apariencia copa (cabeza), tronco(cuerpo) ramas (pies)-, es significativamente la mención del ciprés, el árbol que desde los romanos se planta en homenaje a los muertos y especie predilecta para ser plantada en cementerios.

Así que el yo lírico, si bien toma abundantes referencias a la Naturaleza para expresarse, selecciona en particular  a las flores que históricamente han sido símbolo de belleza, fragilidad, sensualidad y femineidad.

Las flores aludidas, como las dalias y las rosas, impactan por su hermosura, tersura y color cuando están frescas, pero al marchitarse producen repugnancia y rechazo.

Este yo lírico no es solo femenino sino que su concepción de lo femenino se asocia a estos estereotipos culturales firmemente arraigados: la mujer ha de ser bella, la mujer joven es más valiosa, la mujer ha de ser suave, la mujer está asociada a la fecundación, como las flores en una planta.

El yo lírico se dirige a un tú, es evidente esto a nivel gramatical, por cómo está construido el poema, con gran relevancia del verbo tomar en modo imperativo unido al pronombre “me” (a mí). 

Este tú se espera, por parte del yo lírico, activo y dueño del poder de decisión, como en la tradición cultural se ve el rol del hombre en la pareja. También el vocativo “amante”, entre signos de exclamación, muestra que el otro es el que hace, el que ama, mientras que el yo lírico parece ser la “amada”, la que se deja amar.


Estructura


La velocidad con que se plantea el poema es coherente con la temática. El poema tiene diez estrofas de solo dos versos (dísticos), lo que señala la brevedad de cada instancia. Los versos son casi siempre dodecasílabos (de doce sílabas), con rima consonante, pero las vocales y consonantes de la rima a lo largo del poema van cambiando para darle variedad al sonido del poema y por lo tanto la sensación de cambio, de paso del tiempo.

En cuanto a la estructura interna, se ven dos momentos bien diferenciados. Por un lado las cinco primeras estrofas donde se explica el estado de perfección que tiene el cuerpo del yo lírico en plena juventud y belleza, y a partir de la estrofa seis, y en particular de la palabra “después”, el poema se inunda de oscuros presagios. Los verbos en presente cambian por verbos en futuro: el cambio de ese cuerpo hacia la vejez será inexorable.

La última estrofa cierra con una pregunta retórica la gran antítesis entre juventud/vejez, belleza/fealdad, felicidad/tristeza: “¿no ves, que la enredadera crecerá ciprés?”, siendo símbolo la enredadera de vida irrefrenable y el ciprés de muerte, como ya se ha dicho.

Por último, llama la atención la abundancia de anáforas. El “tómame ahora” y el “ahora” se repiten al inicio de verso, señalando la urgencia que tiene el mandato del yo lírico, que en lugar de mandato bien puede ser un ruego. Parece que el poder de decisión de “tomarla” (es decir, poseerla físicamente),  estuviera solo en el otro, el amante, el agente masculino.

Es contradictoria esta pasividad con la que espera el yo lírico con su discurso vehemente que exige ser tomada sin pérdida de tiempo.



Figuras literarias


Son muy abundantes, porque la autora está fuertemente influida por el Modernismo que fue un movimiento que se desarrolló a comienzos del siglo XX y que señala una fuerte predilección por las metáforas y el uso de símbolos de la mitología.

Pueden observarse varias metáforas (representación de un elemento real -que no se menciona- por medio de  un elemento imaginario que se le parece):

“llevo dalias nuevas en la mano”

“los ojos limpios y la piel de rosa”

“rica de nardos la mano”

“se vuelva mustia la corola fresca”


También hay comparaciones, que a diferencia de las metáforas sí explicitan y aparece mencionado el elemento real. Poseen un nexo comparativo que equipara lo real y lo imaginario:

“en mis labios repica la risa/ como la campana sacudida a prisa”

“inútil será tu deseo/ como ofrenda puesta sobre un mausoleo”


Pueden hallarse también personificaciones, donde se le otorga a un objeto o a un ser no humano algo característico de las personas exclusivamente:

“aún es sombría/ esta taciturna cabellera mía”

“la sandalia viva de la primavera”


Aparecen también metonimias, muy relacionadas al concepto de metáfora, donde se de una parte por el todo:


“llevo dalias frescas en la mano”


En este caso, la mano es un elemento del cuerpo que representa a todo el cuerpo en su máximo esplendor.


Y el poema está lleno de símbolos, siendo estos representaciones muy visuales de elementos que todos asociamos en la cultura a algunos conceptos. Un símbolo, a diferencia de la metáfora, es algo muy habitual y que toda una sociedad tiene integrada a su imaginario. Por ejemplo, la cabellera, es en muchas culturas asociada a la fuerza, vitalidad, erotismo, belleza y en particular la cabellera larga a lo femenino. 

El mausoleo (monumento funerario) simboliza sea la religión que sea la muerte.

Las flores, en particular las corolas, son utilizadas por ejemplo por los pintores para simbolizar la sexualidad, en especial femenina.




viernes, 11 de septiembre de 2020

Delmira Agustini


Lo inefable

Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,

No me mata la Muerte, no me mata el Amor;

Muero de un pensamiento mudo como una herida...

¿No habéis sentido nunca el extraño dolor


De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida

Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?

¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida

Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...


Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,

Desgarradora y árida, la trágica simiente

Clavada en las entrañas como un diente feroz!...


Pero arrancarla un día en una flor que abriera

Milagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fuera

Tener entre las manos la cabeza de Dios!


PARA COMPLEMENTAR

Escucha la canción de Garo Arakelián sobre el asesinato de Delmira Agustini, y detente en la palabra "vacío". ¿Puede ser que "Lo inefable" trate el tema del vacío en la existencia humana, en particular de una mujer?

Aquí tienes el link en youtube

https://www.youtube.com/watch?v=tLvTHy8viHg

TAREA: Busca en este mismo blog la entrada correspondiente al poema "Explosión", de Delmira Agustini. Compara ambos poemas y encuentra similitudes y diferencias. Puedes ayudarte para ver los recursos poéticos que usa Delmira para hacer un poema en la entrada "Algunos recursos literarios de la poesía", en la etiqueta Tercer año. Allí también tienes el análisis de "Explosión".


domingo, 19 de abril de 2020

Tareas domiciliarias sobre "El hijo", de Horacio Quiroga.














1) Investiguen la vida de Horacio Quiroga y descubran qué aspectos de

sus datos biográficos aparecen  en el cuento "El hijo".



2) Buscar el cuento "La gallina degollada"en internet. Leerlo y luego

volver a leer "El hijo".

Establecer una lista de coincidencias y diferencias entre ambos cuentos.

Tienen en entradas más antiguas del Blog  (Tercero), un análisis de "La gallina degollada".


3) Escribe en comentarios con tu nombre y el del liceo tus impresiones.






viernes, 20 de marzo de 2020

"El hijo", de Horacio Quiroga


Quiroga con su hijo Darío en su casa de Misiones.


Un ejemplo del género narrativo

"El hijo", de Horacio Quiroga, es un cuento magistral. De hecho, el autor decía que era lo mejor que había escrito en su vida.
Parece cumplir en él los diez preceptos del Decálogo del Perfecto Cuentista, con el que Quiroga trató de sintetizar las características del cuento breve, de impacto.
Lo publicó en un diario, y posteriormente en un libro. Como gran parte de su obra, el espacio donde transcurre es la selva de Misiones y los temas que trata son el amor (el amor paternal), la locura (pues el personaje padece visiones) y la muerte ( la muerte violenta de un ser querido por accidente es uno de los espectáculos más crudos de este cuento).
Pertenece al género narrativo porque cuenta una historia. La historia de un padre y de un hijo que viven solos y aislados en la selva. El chico solo tiene trece años y el padre es viudo. Pero con esto no se hace una historia. Estos datos solo nos presentan a los personajes. Para que ella pueda contarse e interesar al lector, a esta situación se le debe agregar algo: la complicación.
La complicación es un hecho inesperado que de pronto acaece en la vida de los personajes y cambia su destino. Frente a este problema, los personajes reaccionan de distintas maneras, buscan salidas o producen aún más conflictos. Entonces la trama del cuento se desarrolla. 
Pero todo cuento, que es una narración breve, debe llegar a su final, debe encontrar el modo en que el problema termina.  Claro que resolución no es sinónimo de solución. Significa que el problema o conflicto se da por concluido. En la inmensa mayoría de los cuentos de Quiroga, la complicación lleva a la muerte.

Estructura

En el cuento " El hijo", hay un inicio que presenta a los personajes  - muy pocos: un padre y un hijo- en su habitab. Viven en una selva casi tropical. En el norte argentino, y en verano, como el narrador anuncia desde el comienzo, el calor es difícil de sobrellevar. 
Mientras que la Naturaleza vegetal -y los insectos- parecen desbordar de  energía, de vitalidad, el ser humano se encuentra ante un reto: sobrevivir pese a las condiciones adversas.
El padre le ha enseñado al hijo a tener normas: por ejemplo, a cumplir con la palabra. El hijo de trece años debe aprender a vivir en la selva con todo lo que ello significa (cazar, pescar, cortar malezas, cuidarse de alimañas, protegerse del sol de mediodía), pero también debe obedecer al padre, que es su maestro, su familia, su autoridad.
Mientras el padre trabaja en su taller mecánico -parece reparar máquinas, armas- el hijo está aprendiendo a usar una escopeta cazando pájaros de orilla de río. Normalmente va con su amigo Juan, pero ese día Juan no está junto a él.
Esta zona del cuento donde el lector conoce a los personajes se llama presentación.
Por  supuesto que con conocer al papá y al chico no basta. Algo debe suceder... y sucede.  Es un evento que aparentemente está dentro de lo esperado: suena un tiro de la escopeta del chico en la selva.
El padre, experto en armas, reconoce su sonido. Supone que su hijo está cazando. Y luego se deja llevar por el trabajo, sumido en sus pensamientos y en sus recuerdos.
Pero cuando se da cuenta que el hijo no ha cumplido con la orden paterna " vuelve a la hora de almorzar", empieza su inquietud. "Y levanta los ojos al monte".

El hijo con la Saint-Etienne en mano


Surge entonces la complicación. El hecho inesperado es que el hijo "no ha vuelto".  Son las doce. El padre y el reloj empiezan una relación severa: cuanto más tiempo pasa, más angustia llena el corazón del padre. Más rápido corren sus pensamientos adivinando un accidente. Esta parte del cuento es lenta y el narrador intenta transmitir a través del estilo indirecto libre el miedo y a la vez el torrente de pretextos que explicarían que el hijo estuviese en pleno mediodía libremente por la selva tórrida con peligro de una insolación, en forma despreocupada.
Pero cuando el padre sale a buscar al hijo, desesperado, tal como lo revela " la cabeza al aire y sin machete", la complicación se duplica, se agiganta. Ahora no es el único tiro que ha sonado lo que ha cambiado el destino de la vida del hijo. Ahora también sucede otro hecho inesperado: jamás ese hombre que conoce los peligros de la selva correría a la peor hora del sol de verano tropical sin la cabeza cubierta. Insolarse y por ello morir es algo que sucede con frecuencia. Salir sin machete es salir a merced de las víboras y sin la posibilidad de abrirse cómodamente camino. El padre busca enloquecidamente a su hijo hasta que de pronto, desemboca en un espacio.
En ese espacio él " ve " lo que ha sucedido. El cuento llega entonces al  desenlace. Pero el narrador de Quiroga,  no devela toda la información. Aparentemente, el hombre parece encontrarse con su hijo sano y salvo. Pero todo es una alucinación. El padre está destruido en alma y cuerpo. Delira. En verdad, lo que ha visto es el cuerpo de su hijo desangrado con las piernas enredadas en un alambre de púa. Muerto desde la mañana. Así, se llega al trágico final.


La verdadera visión que tiene el padre frente a sí

El narrador


El narrador que utilizan los cuentos de Quiroga es un narrador OMNISCIENTE, EXTERNO, EN TERCERA PERSONA. La función del narrador es presentar los personajes, contar la acción que se produce y ambientar el espacio en que todo se desarrolla.

Significa que en el texto hay una voz que cuenta la historia, una voz externa, que no es un personaje.
Por lo tanto, habla de otros, no de sí mismo. Habla en tercera persona: él, el padre, el hijo, ellos.
Es omni- (todo) -sciente , todo lo sabe. Sabe cómo ha sido el pasado de los personajes, sabe lo que sucede en distintos puntos espaciales, sabe cómo terminará el problema.
Pero no lo dice. Porque su función es narrar la historia, que tiene un desarrollo, por eso va dando la información de a poco, la dosifica, para crear intriga.
Este narrador parece conocer al dedillo Misiones, en Argentina. Es una zona selvática, aislada del resto del país como lo muestra este mapa:



Autor no es lo mismo que narrador.

Es como un dios que sabe todo lo que sucede y lo que sienten y piensan los personajes.
PERO NO ES EL AUTOR. Se debe distinguir entre AUTOR y NARRADOR. El autor fue un escritor, un artista, un hombre muy imaginativo que se ganó la vida -entre otras cosas- escribiendo cuentos y publicándolos en periódicos y revistas. El autor -Horacio Quiroga-  murió en un hospital de Buenos Aires en 1937.
Pero el NARRADOR es una función del texto. Es la voz que cuenta. Así como hay personajes, hay un ser invisible que habla: es el narrador.


Estilo directo (diálogo) e indirecto.

En el cuento "El hijo: el narrador usa también el estilo directo. Significa que cede la palabra a los personajes y entonces se produce el diálogo:

- Ten cuidado, chiquito- (...)

-Vuelve a la hora de almorzar- observa aún el padre
-Sí, papá.- repite el chico.

También usa el estilo indirecto:

Cuando su hijo responde "Sí, papá",  hará lo que dice. Dijo que volvería antes de las doce y el padre ha sonreído al verlo partir.

El estilo indirecto no usa guión ni el personaje habla directamente, sino que el narrador cuenta lo que dijo el personaje. Entonces siempre se usa la tercera persona y se agregan verbos del tipo DECIR, RESPONDER, CONTESTAR, más el relativo "que".

La descripción

Este es un narrador que conoce perfectamente la selva y entonces hace descripciones. La Selva de Misiones es un lugar que la mayoría de los lectores no conoce. Es un lugar insólito, muy poco logran vivir allí. La vida es dura, hace un calor insportable en verano.
La DESCRIPCIÓN es la explicación que realiza el narrador acerca de un paisaje, un objeto o un personaje. A través de palabras ilustra lo que debemos imaginar. Entonces el narrador se detiene, no cuenta acciones ni transcribe diálogos, y aparece un párrafo con una cantidad de información sobre, por ejemplo, el espacio:



Es un poderoso día de verano en Misiones, con todo el sol, el calor y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí.
(...)
El sol, ya muy alto, continúa ascendiendo. Adonde quiera que se mire -piedras, tierra, árboles- el aire, enrarecido como un horno, vibra con el calor. Un  profundo zumbido que llena el ser entero e impregna el ámbito hasta donde la vista alcanza ,concentra a esa hora toda la vida tropical.


El estilo indirecto libre.


El narrador de Quiroga también utiliza el ESTILO INDIRECTO LIBRE. Es un sistema de narración por el cual el narrador se introduce en la conciencia del personaje y mezcla su voz con la de este. En este cuento se usa varias veces cuando el padre desesperado sale a buscar a su hijo por la selva.

¡Pero dónde, en qué parte! ¡ Hay tantos alambrados allí, y es tan, tan sucio el monte...! ¡Oh, muy sucio! Por poco que no se tenga cuidado al cruzar los hilos con la escopeta en la mano...




EL ESPACIO


Toda historia se desarrolla en un espacio. En los cuentos de Quiroga ambientados en la selva, el territorio caluroso lleno de árboles,  malezas, pájaros, insectos y peligros, cobra una importancia fundamental. Por eso aunque Quiroga es un cuentista de relatos breves, utiliza buena parte del texto para insertar descripciones o comentarios sobre la Naturaleza. Por momentos la Naturaleza se personifica, como si fuera un personaje más, todopoderoso:

la naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí.

Los personajes dependen de ella, tratan de vivir allí y adaptarse a ese entorno tan difícil pero a la vez tan hermoso, donde la vida brota con independencia del ser humano.
El narrador tiene que comunicar al lector la extrañeza de esa naturaleza de Misiones, para ello utiliza un vocabulario que se sale a veces del español objetivo y culto que es normal en Quiroga, para insertar palabras en guaraní, o palabras muy técnicas, o regionalismos que solo se utilizan en el Interior argentino.
Por ejemplo, la fauna  autóctona en estos cuentos es muy importante. Los animales que sale a cazar el hijo, que solo tiene trece años, no pueden ser más que pájaros. No tiene experiencia, astucia ni fuerza para cazar, por ejemplo, un jaguar. Aquí se mencionan pájaros que todos conocemos, como palomas o garzas, pero también yacútoro, surucuá, especies de la selva.
Los tecnicismos en este cuento son muy importantes por el papel que juegan en el destino de los personajes. Por ejemplo, hay una alusión importante a la tecnología de las armas. Si bien es lógico que los seres humanos que se aventuran a vivir en la selva dominen esta tecnología, no deja de ofrecer peligros. Por ejemplo, se menciona y describe con detalles la escopeta que el propio padre le ha regalado a su hijo, un arma de gran porte de marca Saint-Etienne. También el padre trabaja en el taller percutiendo una bala de parabellum.
Hay también regionalismos que hacen referencia a la geografía específica de ese lugar: la picada, la isal de monte, el bañado,  la propia palabra "monte", (con el sentido de bosque tupido más bien natural, no plantado por el ser humano), o el abra de espartillo.
Pero por momentos la Naturaleza como gran entidad poderosa y vital se desdibuja para pasar a tomar protagonismo aspectos siniestros de ella: uno, terrible, es el sol del mediodía. Y otro es el propio monte, que pasa a ser el "bosque sombrío", el bosque donde el padre busca desesperadamente a su hijo presintiendo una desgracia.
En un momento se dice que el monte es sucio. Palabras que sugieren engaño, traición. Y efectivamente, el desenlace muestra que el chico, confiado, caminó por el monte sin prestar atención a sus trampas. Entonces sucede el evento que cambia el destino de los personajes.
Pero en realidad, no es el monte sucio en sí mismo: es el ser humano el que lo ha llenado de alambres de púa para determinar la propiedad  privada. Esos alambres van contra la naturaleza. Se caen, se esconden en la maleza, y constituyen la trampa perfecta para que el chico se enrede los pies con ellos y sin querer se le dispare sola la escopeta.
Tampoco el cielo y el aire candentes que hacen delirar al padre y alucinar que su hijo en verdad está vivo son en verdad responsables de la desgracia. El ser humano comete errores y en esa selva se pagan caro. La Naturaleza tiene sus reglas y deben respetarse. La hora de almorzar (las 12) es sagrada: debe pasarse a la sombra. Por eso el padre exige al hijo volver a esa hora. Pero no vuelve.






El tiempo

El tiempo en este cuento determina también lo que sucede. Por un lado está el tiempo cósmico: es el verano, la estación donde el calor y la sequedad hacen la vida humana más difícil y peligrosa.
Pero la hora, el tiempo reglado por el ser humano, también es clave. El padre tiene un reloj y lo mira para controlar la vida de su hijo, para protegerlo.
Si se hace una lectura muy atenta a las referencias horarias, se descubrirá algo terrible: el chico va a cazar de mañana temprano, y si bien no se dice la hora en que se produce el diálogo entre padre e hijo, luego sí es posible saber que el momento en que sonó el tiro, al rato, fueron las 9.30 ¿Por qué es posible saberlo? El narrador lo sugiere.
El padre se inquieta cuando el hijo no llega a la hora convenida, las 12. Pero cuando son ya los 12 y 30, y la tardanza se hace mucha, el padre sale del taller y de pronto se da cuenta que en las tres horas transcurridas desde el disparo de la Saint Etienne no ha vuelto a sonar nada más.  Un tiro, un solo tiro ha sonado y hace ya mucho. 
No es difícil descubrir que un escritor tan meticuloso como Quiroga, no puede dejar este detalle al azar. Si el tiro a las 12.30 tres horas antes ( a las 9.30), quiere decir que la escopeta que hirió a su hijo se disparó a esa hora pero no lo mató inmediatamente. Porque el narrador, en un final lleno de misterio, termina el cuento diciendo su hijo bienamado yace al sol, muerto desde las 10 de la mañana.
Por lo tanto, el hijo durante media hora estuvo herido pero vivo: se deduce que murió desangrado, agonizó ... y que si no hubiese estado solo en la selva (con un arma tan mortífera en la mano), podría haberse salvado.
Pero también es muy importante el tiempo subjetivo. Cuando el padre busca al hijo en el monte, cada instante que pasa sin verlo resulta una eternidad:

Nada se ganaría con ver el color de su tez y la angustia de sus ojos. Ese hombre aún no ha llamado a su hijo. Aunque su corazón clama por él a gritos, su boca continúa muda. Sabe bien que el solo acto de pronunciar su nombre, de llamarlo en voz alta, será la confesión de su muerte.






Los personajes


Los personajes protagónicos son dos: el padre y el hijo. No tienen nombre, es una práctica que Quiroga utiliza a menudo, para dar la impresión de universalidad de la tragedia que transcurre.
Hay también personajes "silueta": son aquellos personajes que son nombrados pero que no tienen aparición directa en la narración. En este cuento se descubren dos. Uno es Juan, el amigo del hijo, que también ha recibido como regalo una escopeta por parte del padre de su amigo.
Juan acompaña habitualmente al chico a cazar, pero ese día, el hijo va solo. Es una fatalidad, porque cuando caiga herido nadie podrá ayudarlo.
Otro personaje silueta es la madre del chico, que está muerta hace tiempo. El narrador presenta al padre como  "viudo", y al hijo como hijo único.
En un momento, mientras el padre trabaja, el narrador se mete dentro de sus pensamientos y explica que ese hombre tiene un problema de salud mental: tiene alucinaciones. Cuando aún no sabe que el hijo ha tenido una desgracia real, ya había tenido imágenes de verlo caer ensangrentado, pero también ha visto imágenes de alguien que lo ha hecho feliz:

Ha visto, concretados en dolorosísima ilusión, recuerdos de una felicidad que no debía surgir más de la nada en que se recluyó.


Evidentemente, se refiere a su mujer, quien murió dejándole un niño que debe criar solo en medio de la selva. La relación entre padre e hijo aparenta ser excelente: hay un gran cariño y respeto en el modo de hablarse. Por ejemplo, el padre usa diminutivos como chiquito, posesivos como hijo mío y el chico utiliza (en la alucinación última) el apelativo  piapiá para dirigirse a su  papito.
El amor del padre hacia el chico es citado en repetidas ocasiones por el narrador. Los datos que se ofrecen del padre no son muchos, pero se infiere que es un hombre muy trabajador, honrado, pero con ciertas ideas peculiares acerca de la libertad y el modo de educar a los jóvenes.
Las grafopeyas ( rasgos físicos que apunta el narrador), solo aparecen cuando el padre, al buscar en la selva al chico e insolarse, sufriendo, es descrito " envejecido en diez años". Otra grafopeya clara es el color de los ojos del hijo, azules, claros, que muestran su inocencia, la bondad de su espíritu.





TAREAS DOMICILIARIAS:
1) luego de leer el cuento, explica por qué tiene dos finales, uno falso, y otro verosímil, y explica por qué el cuento tiene un final cerrado, es decir, que en el desenlace el lector conoce las consecuencias de la complicación.
Ten en cuenta que la complicación es el disparo de la Saint-Etienne sumado al momento en que el padre se da cuenta de que solo ha sonado un tiro y el hijo no ha vuelto.
2) redacta tu postura acerca del uso de las armas en manos de civiles.

domingo, 3 de noviembre de 2019



BODAS DE SANGRE, de Federico García Lorca



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Lorca (1898- 1936) fue un extraordinario poeta.
También era un hombre fascinado por el teatro desde niño: los títeres que recorrían su Andalucía natal lo marcaron y ya adulto no solo fue dramaturgo, sino que también escribió e interpretó teatro de guiñol ( para títeres y marionetas).
A partir de los años 30 su interés por el teatro crece cada vez más. Ello está relacionado con su interés por la educación del pueblo y los problemas sociales que afectaban a una convulsionada España, previo al golpe militar fascista, contra la República, que desembocó en la Guerra Civil (1936-1939).
El teatro es un arte muy complejo que no solo implica un texto dramático, sino el hecho de representarlo, o sea, una puesta en escena.
García Lorca estaba muy vinculado a actrices, elencos, directores, y él mismo opinaba a través de las acotaciones de sus obras sobre elementos tales como el vestuario, la música o la escenografía.
Bodas de Sangre es una obra que se escribió a comienzos de la década de 1930. Transcurre en el campo, por eso es considerada como una tragedia rural.
Muestra con realismo por momentos y por otros con una fuerte carga simbólica los problemas que padecían las zonas más pobres y marginadas de España en pleno siglo XX, como Andalucía.
Sus obras de teatro están ambientadas en pequeños pueblos llenos de prejuicios y con una fuerte división en clases sociales. Las mujeres, víctimas de un patriarcado ancestral, son las protagonistas de sus obras.
Entre la represión y el deseo de pasión, se mueven sus personajes.


LISTA DE PERSONAJES





Cuando comienza a leerse una obra de teatro inmediatamente se verá una lista de personajes, a veces ordenados por aparición y otras por importancia.
En el caso de Bodas de sangre llama la atención que los personajes, salvo Leonardo, no tienen nombre, sino que son nombrados por su rol social, donde importa el lugar ocupado en la familia.
Las familias en esta obra no se forman por amor necesariamente, sino que es evidente que hay matrimonios arreglados, como el caso de la madre de la novia (que murió y no fue una mujer feliz, pues no quería a su marido ni a la tierra de este).
O el de Leonardo, casado con la prima de la mujer que ama, sumido el matrimonio en la pobreza y en la infelicidad, a pesar de tener un bebé.
Los personajes se dividen en principales y secundarios, pero también hay personajes silueta, que nunca aparecen pero se mencionan constantemente. Uno es la madre de la novia (ya nombrada), pero otros, muy importantes, son los muertos: el padre y el hermano mayor del novio, asesinados por los Félix. Y estos, que están presos, pero vivos y tocando la guitarra.
La madre vive pensando en ellos, en los Félix, los hombres siempre armados de navajas. La madre está llena de rencor hacia el mundo por haber perdido a sus seres amados en manos de los Félix. Los asesinos están presos, pero ven los montes desde la ventana. Aunque, también son siluetas porque están en la cárcel.
Las protagonistas son aquellas que llevan adelante el CONFLICTO dramático. Sin duda son la madre y la novia. Porque si bien el novio y Leonardo son personajes de importancia, la madre y la novia son las que luchan contra el destino y pueden considerarse HEROÍNAS TRÁGICAS. Son las verdaderas protagonistas de la trama.
Un héroe trágico es un personaje que vive el conflicto en toda su intensidad, que pretende cambiar el "sino" (el destino), pero no lo logra, ya sea por la desgracia, la mala suerte, el azar, o por las pasiones que lo arrastran y que están dentro de sí mismo, de su propia identidad.
La madre quiere vivo a su único hijo. Pero también lo quiere con honra porque es una defensora total de los valores tradicionales y la familia. La novia quiere ser una esposa y madre normal. Quiere paz y por eso decide la boda con el novio. Pero no puede evitar su pasión por Leonardo, quien resurge en su vida y en su boda.
Ninguna de las dos consigue lograr su deseo.
Entre los personajes secundarios, que salen a escena episódicamente, se destaca la vecina, que actúa de mensajera de siniestros presagios, la criada, que funciona como la clásica confidente de la protagonista (la novia), y la suegra y la mujer de Leonardo, que dicen la verdad claramente en la obra.
El padre de la novia, si bien un personaje secundario, con su aspecto bonachón quizás sea el origen de las desgracias, pues es evidente que un terrateniente a quien le importa tanto el dinero no hubiese permitido jamás que su hija se casara con un Leonardo pobre, poco trabajador y mujeriego.


NO TODO ES REALISTA.

Si bien los dos primeros actos de la obra parecen pertenecer a una literatura realista donde todo lo que sucede y se dice podría pasar perfectamente en la realidad, el tercer acto sorprende por su extrañeza. Aparecen varios personajes misteriosos nuevos.
Aunque en el Acto II ya se habían mostrado personajes colectivos, como las muchachas y los mozos invitados a la boda, en el acto III interesan los leñadores: en su diálogo se sopesan todas las razones de la desgracia.
Es la noche y están cerca de un río, saben que muy cerca de ellos hay una persecución: sus voces son como un coro que comenta la condición humana.


Con sus hachas terribles anuncian que un árbol (símbolo de vida, familia, crecimiento), va a caer.
También aparecen personajes alegóricos, como la Luna -personificada como una suerte de hada maléfica- y como la Mendiga - que representa a la muerte buscando sus víctimas-.
En el último cuadro del Acto III también aparecen unas mujeres (dos y una muchacha), con una madeja roja cuyo hilo recuerda el viejo mito griego del hilo de la vida que un día se corta.


¿POR QUÉ BODAS DE SANGRE  ES UNA TRAGEDIA?

En el género dramático, las obras se dividen tradicionalmente en tres categorías:
a) comedia
b) tragedia
c) tragicomedia.

García Lorca tenía muy presente esta división, que viene de los griegos, cuando componía sus obras de teatro. No fue lo suyo la comedia (donde predomina la risa y el final es feliz), sino la tragedia, donde los personajes sufren y el desenlace desemboca en muerte.
El desenlace está latente desde el inicio, puesto que el conflicto dramático, que muy pronto se conoce, es que el novio quiere casarse con una mujer que fue novia de uno de los Félix.
La rivalidad entre ambas familias parece volver a reeditarse, esta vez la sangre va a correr donde menos se la espera, en una boda.




Una TRAGEDIA, según Aristóteles, es la representación de una acción grave, seria y completa, de cierta extensión. Su conclusión debe ser la muerte porque la obra induce a que el público, ante los hechos terribles de los personajes, sienta piedad y horror y así logre la sanadora CATARSIS.
En el teatro se busca que el público comprenda a cada personaje. En un conflicto dramático, los personajes, todos a su manera, tienen razón y chocan fuerzas irreconciliables. 
La empatía del público hacia el sufrimiento de la madre, el novio, la novia y Leonardo hace que las culpas pasen a un segundo plano y se reconozca en cada sentimiento un aspecto humano universal que no debe juzgarse implacablemente.
Así, pese a la obvia culpabilidad de Leonardo y la novia, que huyen de la boda y traicionan a sus familias, la escena del bosque en donde la pareja se declara su pasión muestra que ninguno de los dos era capaz de controlar sus sentimientos. Y que ambos fueron también víctimas de una sociedad cruel que les vetó el amor y la felicidad.
Esta percepción de la vida "fuera de control" también  se advierte en el parlamento final de la novia, donde  explica con detalles a la madre -destruida por el dolor- que ella  hubiese anhelado tener al novio por marido, por padre de sus muchos hijitos. Pero no pudo. El otro (Leonardo)  la arrastraba.
Tampoco la madre hubiera podido reprimirse si hubiese sido presa de una pasión terrible como la de la novia y Leonardo.




ESPACIO Y ESTRUCTURA

Bodas de sangre posee la repartición frecuente de las obras de teatro en tres actos, coincidentes con el planteo, nudo y desenlace del conflicto. Pero Lorca agrega otra división nueva en función del espacio donde se desarrollan los hechos: los cuadros.

ACTO I. Presentación del conflicto


El acto I tiene tres cuadros, es más moroso, porque hace falta una gran cantidad de información para que el público comprenda la intensidad del conflicto que se está produciendo.
El cuadro I transcurre en la casa de la madre, pero como espacio extraescénico madre e hijo hablan de las viñas, las tierras que completan el patrimonio de la familia. Aquí la madre concede al hijo dos elementos esenciales al conflicto: la navaja, supuestamente para cortar los pámpanos, la cual evoca las navajas con que los Félix asesinaran al hermano y al padre del novio. Pero también concede el sí al matrimonio con la novia.
En un cambio de escena que introduce a un nuevo personaje, la vecina, la madre  ya sin su hijo delante se informa sobre la historia de la muchacha con la que se va a casar el novio. La novia ha sido por tres años novia de Leonardo, el único Félix que no está preso, y es hija de una mujer que no amaba a su marido.
Las noticias son pésimas para la madre, quien una vez sola en la casa vacía se santigua, como previniendo la desgracia.
El cuadro II  se desarrolla en la modesta casa de Leonardo, donde este vive con su mujer, su suegra y su niño. Las mujeres acunan al bebé con la nana del caballo, una oscura canción de cuna que como una profecía adelanta la persecución a caballo y la muerte que se van a producir en el el acto III.
En este acto se evidencia que Leonardo tiene un secreto y que lo irrita la noticia de la inminente boda de su ex novia con otro.
En el cuadro III se asiste al pedido de mano oficial de la mano de la novia. La madre y el novio se han trasladado hasta la casa de la novia, una curiosa construcción en medio del secano - el desierto-, que es una típica cueva andaluza con rasgos de lujo y buen gusto.
Allí el público conoce a la novia, una muchacha sombría que no parece estar feliz con la boda, aunque da el sí.
El cuadro III tiene una segunda escena entre la novia y su criada, en donde se produce la anagnórisis de la novia, pues comprende que Leonardo aún la asedia y rodea su casa a caballo por las noches.
El caballo en Lorca es símbolo de libertad y de fuerza vital.


ACTO II. El nudo.







El acto II es el clímax de la obra y transcurre en la casa de la novia, donde se festejaría la boda.
Su primer cuadro muestra la preparación de la novia para la boda, interrumpida violentamente con la irrupción de un irónico y sensual Leonardo.
Pero esta intrusión que desestabiliza a la novia se transforma de pronto en una fiesta colorida a medida que van llegando los invitados a la fiesta de la boda.
Se llena de personajes la escena que cantan en elogio de la ceremonia que se va a celebrar y todos se van juntos a la iglesia.
Pero la esposa de Leonardo, que es prima de la novia, se ha percatado que Leonardo la rehuye y quiere deslindarse de ella en la boda. Como una sombra exige estar junto a él. Poco parece que vaya a lograr esta mujer dulce y frágil contra la terrible desgracia que la acecha.
En el cuadro II la ceremonia de la boda en la iglesia ya se ha producido ( es una acción importante pero extraescénica), y los invitados, la familia y los novios regresan a la boda.
Se desarrollan cantos, bailes -flamenco- y se despliega bebida, comida y bandejas de trigo, símbolo de fertilidad característico de la boda que augura hijos y descendencia.
Pero la novia se retira a su habitación alegando sentirse mal. Nuevamente algo importante sucede fuera de escena: en verdad la novia se escapa con Leonardo en el caballo de este. Quien lo descubre es la mujer de Leonardo que lo grita a todos.
Es entonces que se produce la anagnórisis del novio, pues comprende que su novia no lo amaba, que lo ha traicionado y lo abandonó por otro. Se produce una metamorfosis en él: de chico sumiso con su madre se transforma en un hombre dispuesto a defender lo suyo. Y pide un caballo: el caballo también es símbolo del poder masculino, de su fuerza.






La madre en ese momento se halla en el mayor momento de tensión de su vida, pues oscila entre el sentimiento de honor que pretende reservar para su familia, la necesidad de venganza y el terror a quedarse sin su único amado hijo. Estamos ante el NUDO de la obra.



ACTO III. Desenlace


Se desarrolla el primer cuadro en un ambiente extraño, un bosque con un río, en la noche. Se despliegan varios personajes nuevos: los tres leñadores, la luna y la mendiga. En este ambiente de sueño, de pesadilla, se asiste de pronto a la única escena amorosa de la obra.
En un claro del bosque la novia y Leonardo tratan de comprender por qué han sido capaces de realizar esa acción tan terrible. Solo el deseo y la profunda atracción física pueden explicarlo.
Mientras tanto los persiguen no solo el novio y sus primos sino también la mendiga que resulta ser la muerte. Aliada de la luna, que va a iluminar el cuerpo de la víctima, la muerte necesita alimentarse del morir de los vivos, aunque parece pedir pan.






El cuadro termina de un modo muy poético: la muerte de los rivales es un hecho extraescénico,  pero se escuchan los gritos que causan los acuchillamientos y la muerte parece desplegar dos alas.
El último cuadro de la obra deja de ser en la oscuridad y en el bosque y la acción pasa a una casa de carácter monumental, que resulta ser la de la madre, aunque ahora parecida a un cementerio.
Varias mujeres vienen a cumplir el ritual ancestral de llorar los muertos: acompañan a la madre, que aunque devastada, parece que no quiere llorar.
Los muertos vienen en camino desde el bosque, los traen en andas. Leonardo y el novio se clavaron las navajas mutuamente.
Es entonces que inesperadamente aparece la novia, supuestamente manchada de barro y sangre, que tiene un diálogo desesperado con la madre y que asegura que lo ha perdido todo, inclusive su honra, pero no la virginidad.
Ha perdido al novio,  que era la única posibilidad de salir de la desgracia en que se veía sumergida luego de haberse enamorado de Leonardo. Y este, el hombre que siempre amó, también ha muerto y ahora  ella se halla muy sola, desdichada, virgen, casada y viuda.
La madre la desprecia y la mantiene en la puerta.
Si bien el final es cerrado, nunca sabremos si la novia queda viviendo en aquella enorme casa junto a su suegra, una mujer que la aborrece.
Es este el DESENLACE  de la obra.





Federico García Lorca como director del teatro La Barraca




domingo, 8 de septiembre de 2019

A UN OLMO SECO, de Antonio Machado

Antes de leer y reflexionar sobre este poema, escucha esta canción, cuya letra es del poeta Machado y su música de Joan Manuel Serrat. Pero esta versión está transformada al flamenco, el estilo musical por excelencia de Andalucía y la canta Calixto Sánchez:

https://www.youtube.com/watch?v=E2GwSY3wF-s



En Uruguay tenemos una variedad de olmo que llamamos "álamo". Es un árbol que se suele plantar al borde de caminos y carreteras, para dar sombra, uno junto al otro.



A UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera. 
Tradicionalmente, se interpreta este poema como una metáfora de la esperanza que aún tenía Antonio Machado sobre la mejoría de su joven esposa Leonor, enferma gravemente de tuberculosis.




Antonio Machado 1875-1939


Leonor Izquierdo 1894-1912




Análisis de "A un olmo seco"


 Título 


Es un título que no entra dentro de la tradicional clasificación “epónimo”, “emblemático” y “simbólico”, porque parece en verdad una dedicatoria, un pequeño texto que a veces acompaña a otro y que adelanta que se va a realizar un canto, elogio, o agradecimiento a alguien valioso. A veces los poemas que cumplen  esta función se llaman “odas”.
Pero el título como siempre adelanta información, y así el lector sabe que se va a alabar un árbol “seco”, es decir, que se está muriendo. Hay una paradoja en elogiar a un ser vivo que se halla en tránsito hacia la muerte, en plena decadencia.
La primera parte del poema es una descripción minuciosa del árbol. Y lo curioso es que para ello Machado utiliza la forma de un soneto, es decir, dos cuartetos y dos tercetos.



 Primera estrofa: un cuarteto


El primer cuarteto explica objetivamente la situación presente del árbol, cuya vida ha sido aniquilada por un elemento arbitrario de la naturaleza , el rayo. Sin embargo, y ese parece ser el motivo de la alabanza, a pesar de la destrucción, el árbol puja por vivir y con la primavera le han salido unas “hojas verdes”. Así aparece al inicio del texto una alusión a la esperanza, al milagro azaroso de la vida.


 Al olmo viejo hendido, por el rayo
y en su mitad podrido
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.


 Este comienzo es casi in media res, lo peor ya sucedió. El rayo (símbolo desde la mitología griega de fuerza y de poder) ha partido un árbol que ahora no es considerado “seco”, sino “viejo”. Así, los adjetivos van siendo cada vez más amables dirigidos al olmo, pues en realidad, calificar a un árbol de “viejo”es considerar su fortaleza y porte. La vejez de un árbol es un atributo positivo, si bien este olmo también está “hendido”, y “en su mitad podrido”
El adjetivo “podrido”por cierto no es nada poético, pero el yo lírico, que observa de cerca el árbol, quiere ser rotundo y no eludir la grave situación en que se encuentra el árbol.
En la naturaleza nadie es inmortal y también los árboles perecen. Este olmo, antes de morir, parece tener aún la capacidad de producir hojitas verdes. Esta antítesis entre lo podrido y lo vivo llama la atención del yo lírico, que se ha detenido en el camino a observar este fenómeno, que luego calificará de "milagro”.


 El árbol. Símbolo ancestral 




Desde antiguos mitos a religiones, pasando por pueblos y sociedades, el árbol ha sido un emblema de la vida, muy unido a la existencia humana. El árbol de la sabiduría está en el Génesis de la Biblia, pero también hay un árbol en la representación del mundo de los vikingos.
En Paraguay, está el árbol de Artigas, un jacarandá bajo el cual Artigas  ya anciano buscaba su sombra. El árbol destruido por los bombardeos nazis en la ciudad vasca de Guernika, es un símbolo de la masacre que allí se perpetró y que inspiró a Picasso en su obra maestra.
El árbol tiene un vínculo con los cuatro elementos esenciales: el agua, la tierra, el aire y el fuego. Sus hojas reciben la lluvia, pero sus raíces beben savia. Donde no hay árboles se genera un desierto. Las profundas raíces de un árbol están en contacto con la tierra generosa, de ella se hiergue recto, como el cuerpo humano. La verticalidad de un árbol genera una impresión de rectitud y nobleza.
Su copa es un hogar para múltiples  animales, pero también ofrece sombra y refugio a las personas, además de frutos y flores. Al estar en perpetuo crecimiento da la impresión de que se eleva hacia el cielo, y como las catedrales, es un signo de espiritualidad.
El árbol está unido también al fuego, pues es gracias a su madera que los seres humanos descubrieron y domesticaron al preciado elemento que les permitió  darse calor , luz en la noche y preparar alimentos.
Los árboles, cuanto más años tienen y su tronco es más grueso, y su copa más tupida, generan más admiración.
La Humanidad aprendió a plantar árboles, pero a menudo la propia Naturaleza los ofrece espontáneamente: es el caso de este olmo que descubre el yo lírico, árbol autóctono español que nació hace más de cien años a orillas del Duero, un río que atraviesa Castilla.



Segundo cuarteto 



¡El olmo centenario, en la colina
Que lame el Duero! Un musgo amarillento
Le mancha la corteza blanquecina
Al tronco carcomido y polvoriento.



 Aquí se observa que la voz del yo lírico sube de tono, exaltado. Los signos de exclamación se utilizan para expresar emoción. ¿Qué lo ha conmovido al yo lírico? Por un lado el hecho de que el olmo es venerable, tiene más de cien años, tiene más longevidad que el ser humano. También la maravilla de la unión entre río y mundo vegetal, pues el olmo ha nacido porque hay una colina que “lame el Duero”.
 El río está personificado y con una metáfora se habla de la humedad y la vitalidad que como un gran padre protector brinda el río a a su alrededor.
La admiración hace que el yo lírico se acerque cada vez más al árbol y lo describa con lujo de detalles. Pese a haber resistido más de cien años, ahora el olmo está cubierto de musgo “amarillento”y la corteza está “blanquecina” y “polvorienta”.
Obsérvese el uso de adjetivos a los que se les ha anexado sufijos ( partículas que se colocan al final para dar un matiz a la palabra) , negativos: –ento, -cina y –iento se usan para agudizar estados de enfermedad o decadencia.
No obstante, y pese a la antítesis entre las hojas verdes nuevas y el musgo que se asocia con lo putrefacto, el viejo y herido árbol aún alberga vida. Una vida secreta de hongos e insectos que descubre el atento yo lírico, y que es vida al fin.
“Nada se pierde, todo se transforma”parece que dijera Machado con su árbol. Todo es vida. Por eso en los tercetos del soneto el yo lírico tiene el valor de igualar la vida de un pájaro de bello cantar (el ruiseñor), con las hormigas y las arañas.
Se realiza una afirmación de lo que el árbol ya no será a través de una comparación negativa.



No será, cual los álamos cantores
Que guardan el camino y la ribera
Habitado por pardos ruiseñores.


La comparación muestra la  diferencia entre el olmo y  los álamos, que estarán llenos de pájaros y cantos. Recuérdese que en la tradición poética el ruiseñor es símbolo de la alta poesía.
Este viejo árbol albergará otros animalitos, seguramente menos poéticos, pero muy trabajadores y sistemáticos, como esos insectos que ahora descubre tan voluntarioso el yo lírico.


Ejército de hormigas va trepando
Por él, y en sus entrañas,
Urden sus telas grises las arañas.


Ni las arañas ni las hormigas son animales que simbolizan la belleza, pero sí el trabajo, la paciencia y el esfuerzo. Y allí están, muy vivos, en el olmo que los alberga y les da casa y cobijo.
En este segundo terceto se observan varias aliteraciones: resuenan la “r”y la “ñ”, que se repiten, para mostrar con su sonido el incesante trabajo de los insectos.
Pero entonces el soneto termina para que el poema se convierta en un canto emocionado dirigido a un “tú”, y el yo lírico le hable al árbol que, si bien no puede contestarle, parece escucharlo, mudo.


 El deseo del yo lírico 


¡Antes que te derribe, olmo del Duero,
Con su hacha el leñador, y el carpintero,
te convierta en melena de campana,
lanza de carro, o yugo de carreta,
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde del camino,
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida!



En este diálogo imposible con el árbol el yo lírico se proyecta al futuro y reflexiona sobre el destino del árbol. Es indudable que morirá, que terminará su ciclo vital. ¿Pero cómo?
Preguntarse eso es como si el yo lírico se preguntara sobre su propia muerte. Nadie tiene esta respuesta, pero el poema baraja distintas hipótesis. Hechos que sucederán, en algún momento, y antes de que sucedan, el yo lírico quiere escribir sobre este árbol.
Es importante la anáfora del adverbio antes, que se repite a comienzo de verso tres veces, para indicar la urgencia de hacer algo porque al árbol le queda poco tiempo de vida.
Es entonces que aparece aludido el ser humano, pero no cualquier persona, sino aquellos que pueblan el campo y que pertenecen al mundo del trabajo. Es retratado en su vida cotidiana el sufrido pueblo español, que cuando Machado escribe este poema era aún muy pobre.
Son varios los oficios aludidos, explícita e implícitamente, que usarán ese árbol para la vida. Se mencionan explícitamente el leñador y el carpintero.
El leñador es un oficio para el que se necesita no solo fuerza sino también destreza y conocimiento de los árboles. El oficio de carpintero es uno de los más antiguos del mundo, Jesús era carpintero como su padre, José.



El carpintero de un  pueblo del campo profundo en ese mundo rural hará múltiples objetos, pero Machado elige la “melena de campana” , la “lanza de carro”, y el “yugo de carreta”. Objetos vinculados al duro trabajo: la campana es tocada por el cura para despertar al pueblo, no solo se va a misa sino también a trabajar. La lanza de carro es el palo que une la estructura de las ruedas, y evoca a todos aquellos que trasladan en carro los productos agrícolas.



El yugo de una carreta es un instrumento muy fuerte y pesado para sostener el arado que sujeta la cabeza de dos bueyes: así se labró la tierra durante siglos antes de la invención del tractor.
Pero también el olmo puede llegar a encender el fuego de una cocina, del hogar o fogón con que se calienta la familia y donde las mujeres cocinan sus guisos que luego alimentarán a todos.




Pero toda esta enumeración y alusión a trabajos termina en “mísera caseta”: el diminutivo , - eta supone una casa muy precaria y humilde, pero el adjetivo mísera habla de penurias, quizás de hambre.
El olmo puede ayudar a los seres humanos pobres a trabajar, a vivir.




El último oficio aludido es el de escritor, que lleva siempre consigo una "cartera", un poeta caminante, que porta una libreta donde tomar anotaciones ante las sorpresas que le surgen en el camino, como las ramas verdes del olmo casi muerto.


Conclusión



Mi  corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida
otro milagro de la primavera.

Los últimos versos del poema unen el texto y el contexto. El plano autobiográfico se manifiesta de lleno y se une al paratexto final (Soria, 1912), espacio y tiempo del drama de la pareja Antonio Machado-Leonor Izquierdo, a quienes la enfermedad y la muerte separó en plena dicha.