jueves, 4 de abril de 2019

ROMANCE DE MORAIMA

Análisis del Romance de Moraima


Cronología
Se trata de un romance catalogado como fronterizo, porque en su temática aborda la llamada Guerra de Reconquista, entre cristianos y moros, que se disputaron por siete siglos el dominio de la Península Ibérica.
Los árabes invadieron lo que hoy es España y Portugal en el 711 d.c. y los cristianos intentaron recuperar los territorios en una guerra larga e intermitente donde, si bien los cristianos iban avanzando desde el norte, hubo períodos de convivencia y paz entre ambas culturas.
Los romances son poemas que pertenecen al siglo XV, y teniendo en cuenta que la derrota definitiva de los musulmanes fue la caída de Granada en 1492, puede pensarse que la composición de este poema fue contemporánea a los últimos tiempos de esta guerra, cuando los cristianos iban venciendo a los moros.

Un mapa de la Reconquista ya avanzada. En verde, los territorios árabes.


El personaje central

Como todos los romances, el poema empieza con un comienzo abrupto donde se da poca pero muy importante información  sobre el personaje. En este caso, la protagonista cuenta su historia. Es yo lírico y personaje, pero al iniciarse el romance en el pretérito imperfecto "era", da la impresión de lo que contará es parte de su pasado y por lo tanto un recuerdo.

Yo me era mora Moraima
morilla de un bel catar.


En el primer verso la voz que habla se autodefine como "mora". Es lo primero que dice de sí misma. Pero los romances eran poemas en lengua castellana que los juglares cantaban a un público que hablaba castellano, no árabe. Se supone que quienes escuchan esta historia al juglar son parte de los vencedores, es decir, de los cristianos.
¿Por qué entonces colocar a una mora como protagonista? Este es un elemento común a muchos romances fronterizos que cuentan la historia desde el lado de los vencidos con una fuerte empatía hacia ellos, aunque se supone que los juglares cantaban en un contexto cristiano.
El nombre Moraima contiene una palabra escondida (Mora...), por lo que se reafirma la identidad del personaje. En el segundo verso la repetición viene acompañada de un diminutivo "morilla". Los diminutivos sirven en español para comunicar cariño, juventud y fragilidad. Todo ello parecía tener en el pasado Moraima, que además era "de un bel catar".
Aquí se usan en el poema palabras antiguas denominadas "arcaísmos". Bello se abrevia y se sustituye por "bel", catar en el castellano antiguo significa "mirar". Puede interpretarse que el personaje tenía unos hermosos ojos, o una hermosa mirada, o que mirarla era bello. Lo que nadie puede dudar es de la belleza de la mora.



Pero parece que esta conformidad consigo misma puede ser perdida por el personaje. El antes y el después es el componente trágico del poema.


Un hecho desgraciado

A partir de allí se narra cómo un cristiano la engaña para poder acceder a ella. El romance no aclara el  misterio de por qué una muchacha mora está sola en su casa, durmiendo, quizás de noche. El personaje cuando cuenta la historia ya conoce el engaño que le jugaron, por eso informa que el que vino hasta su puerta a engañarla era un cristiano: 

cristiano vino a mi puerta,
cuitada, por me engañar.
Hablóme en algarabía
como aquel que la bien sabe:
-Abrásme la puerta, mora
si Alá te guarde de mal.

Nada bueno puede esperarse de un mentiroso. Este cristiano no cumple con las leyes de su propia religión, pues lo que busca con el engaño no es más que poseer a la mora. Nunca sabremos si para robarla, raptarla, violarla o tomarla como esclava.
Lo cierto es que para engañarla usa varias mentiras. La primera herramienta del engaño es que le habla en "algarabía", que era la forma con que se designaba a la lengua árabe en la Edad Media.
Moraima cree que es uno de los suyos, que es de su pueblo, y que la va a respetar. El cristiano se hace pasar por moro y como si fuera poco le da una bendición musulmana, citando a Alá, lo cual desde un punta de vista moro es un sacrilegio.
Aún así, la joven e inocente mora le contesta con una pregunta retórica (que no espera respuesta), donde se demuestra que conoce y respeta los códigos con que la han educado:

¿Cómo te abriré, mezquina,
que no sé quién te serás?

Una muchacha no debe abrir la puerta a desconocidos, porque es peligroso, quizás le ha advertido la madre. De hecho, lo que le han enseñado se cumple y ahora que cuenta la historia el personaje parece estar arrepentido, pues en medio de su discurso aparecen adjetivos donde se califica ella misma negativamente: "cuitada" (desgraciada), "mezquina" (necesitada, con mala suerte).
Pero en aquel momento ya lejano el cristiano que se hace pasar por moro a través de la puerta la persuade a través de un parlamento. Mientras la puerta permanece cerrada él exclama más mentiras:

-Yo soy el moro Mazote
hermano de la tu madre
que un cristiano dejo muerto,
tras mí venía el alcalde.


La puerta cerrada en el Romancero es muchas veces símbolo de imposibilidad, pero también en un contexto erótico puede representar la virginidad del personaje.
Moraima se resiste a abrir la puerta, ella es una doncella pura, pero el parlamento del hombre que está detrás de la puerta es muy persuasivo. Se hace pasar por un pariente de la madre. Las familias, que eran muy extendidas, tenían un gran peso en la cultura mora y a ella se le debía fidelidad.
El cristiano inventa un nombre que para quien conoce el español suena ridículo (Maz-ote), con un sufijo que aumenta y distorsiona. También crea una historia falsa en donde él se muestra como enemigo de los cristianos y por lo tanto defensor del pueblo moro.
Se presenta como héroe de la guerra y como víctima perseguida por el enemigo. Su parlamento termina en una súplica donde parece dejar la responsabilidad de su vida en Moraima.


El cambio en el destino.

Moraima, que parece haber estado durmiendo en paños menores, se levanta y no encuentra su brial, una túnica que la hubiera cubierto totalmente. En cambio, solo encuentra una "almejía", un vestido de ropa interior corto que deja ver partes de su cuerpo.
En la urgencia por salvar al moro perseguido va a abrir la puerta de ese modo, se sugiere que su belleza se advierte en todo su esplendor. Una fuerte sensualidad imagina el receptor de este poema. La hermosa mora inocente, con su cuerpo a la vista, abre la puerta de "par en par".
Allí el romance hace silencio y tiene un final trunco. La puerta como símbolo de la sexualidad femenina sugiere que el cristiano va a lograr su cometido y forzará a la doncella mora.


El final es abierto y da a lugar a que quien escucha el romance imagine cuál va a ser el destino de Moraima.
Pero repasando el romance, se encuentra la repetición de los adjetivos cuitada que indica que desde allí en más su vida ha sido desgraciada. El pasado "era mora Moraima" sugiere que quizás haya debido cambiar de nombre, de religión y que haya sufrido abusos.
Si bien el final abierto apunta a una muchacha que abre la posibilidad de experimentar su cuerpo y el mundo de afuera, es realmente canallesco el modo en que la engaña el cristiano.
Tal vez la voz de Moraima represente la voz de las mujeres que sufren abusos en las guerras por parte de los soldados enemigos.

Algunos recursos literarios:

aliteración: repetición de un mismo sonido en un verso, por ejemplo, la /m/
Yo me era mora Moraima

antítesis: oposición entre dos términos cercanos
si no me abres tú, mi vida,
aquí me verás matar

hipérbaton: cambio en el orden lógico de la frase en un verso
cristiano vino a mi puerta,
cuitada, por me engañar