domingo, 3 de septiembre de 2017

POEMA XV, de Pablo Neruda




Poema XV del libro
Veinte poemas de amor y una canción desesperada



Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Aspectos formales

Es un poema que, si bien anticipa características de la poesía de Vanguardia que se impondrán en el siglo XX, todavía tiene elementos que lo emparentan a formas más tradicionales del hacer poético.
Por ejemplo, utiliza la ESTROFA. A menudo los poemas para marcar el ritmo y la musicalidad agrupan los versos en conjuntos homogéneos (con la misma cantidad de versos), y pautan un silencio o pausa entre cada uno de esos grupos, llamados estrofas.
Las estrofas también tienen generalmente una propia identidad en relación a las otras.
Este poema tiene cinco estrofas y cada una consta de CUATRO VERSOS.

Pero... ¿tiene métrica? LA MÉTRICA ES UN RECURSO QUE UTILIZA LA POESÍA PARA BRINDAR MUSICALIDAD AL TEXTO Y CONSISTE EN ESTABLECER POR ANTICIPADO EL NÚMERO DE SÍLABAS DE CADA VERSO.
Los antiguos romances españoles de la Edad Media, tenían ocho sílabas por verso y este se llamaba octosílabo.
Los sonetos que escribía Delmira Agustini tenían a menudo once sílabas por verso, los versos de once sílabas se denominan "ëndecasílabos".

Pero los poetas contemporáneos empiezan a resistirse a las normas. En este poema Pablo Neruda si bien le da a cada verso un número similar de sílabas, la métrica no es siempre estable.

ME-GUS-TAS-CUAN-DO-CA-LLAS-POR-QUEES-TAS-
1       2       3        4         5     6      7        8          9         10
CO-MOAU-SEN-TE
11      12      13     14


Este verso en concreto  tiene catorce sílabas, y se llama alejandrino. Pero no significa que el resto de los versos tengan exactamente catorce sílabas.
Se aprecian en este verso dos sinalefas: cuando una palabra termina en vocal y la siguiente también empieza en vocal las sílabas parecen fusionarse y cuentan como una sola.

"porque estás como ausente" suena como "por-quees-tás co- comau-sen-te"

Pero observemos la métrica en este verso:

Y-TE-PA-RE-CES-A-LA-PA-LA-BRA-ME-LAN-CO-LÍ-A

Tiene quince sílabas. El alejandrino no es absoluto.


Rima

Es un poema con rima, aunque luego cuando Neruda sea un poeta plenamente de vanguardia desechará la rima en muchos poemas sustituyéndola por repeticiones, exclamaciones y otros recursos del ritmo.
La rima es la coincidencia de sonidos al final de dos o más versos. Esa coincidencia se cuenta a partir de la última sílaba tónica, es decir A  PARTIR DE LA ÚLTIMA VOCAL ACENTUADA DEL VERSO.
La coincidencia puede ser total (entonces se usan las mismas consonantes y vocales al final de cada verso) o parcial (entonces solo coinciden las vocales).
En el primer caso se trata de rima CONSONANTE, y en el segundo de rima ASONANTE.

En este poema Neruda usa rima consonante en los versos pares de cada estrofa, (el segundo y el cuarto), pero no es una rima estable, la va cambiando en cada una de ellas.

Primera estrofa:  boca- toca

Última estrofa: muerto- cierto

Análisis de las primeras estrofas del Poema XV


Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

La voz que habla en el poema, el yo lírico, es quien se dirige a un otro, un tú, que no es exactamente el lector, sino un personaje a quien se describe a lo largo de todo el texto. Este personaje puede identificarse con la “amada”, la segunda persona de tantos poemas de amor.
Aunque el amor es un gran tema en este texto, no se infiere exactamente que sea un amor correspondido, y quizás ese sea el conflicto que se adivina.
Ella parece estar fuera del alcance del yo lírico, “ausente”, percepción que aumenta con el “mi voz no te toca”, como si ella estuviera en otro espacio, “desde lejos”.
Esa distancia simbólica entre el amante y la amada puede representar la mera diferencia entre todos los seres humanos (no hay una persona idéntica a otra),
o quizás la diferencia entre el hombre y la mujer, a quienes la cultura occidental ha moldeado como construcciones distintas, o la distancia que existe entre el que ama (el amante) y el que es amado.
La amada parece inaccesible y por eso a pesar de estar junto al yo lírico es una presencia que se evade y su identidad se desdibuja.
Eso se advierte a través de las comparaciones de los versos tres y cuatro del primer cuarteto, referidas a los ojos y a la boca. Los ojos han volado (como pájaros), la boca se ha cerrado (como en un beso perpetuo). No es posible para el yo lírico cruzar la mirada con ella, y menos hablar.
Hay una antítesis clara entre el amante que habla, que observa, que comenta, y ella, la amada, quien parece desaparecer, silenciosa.
Sin embargo, esto no genera frustración en el yo lírico, quien está cada vez más enamorado de esa mujer misteriosa e inasible.


Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.


En la segunda estrofa el yo lírico se presenta a sí mismo. Es un hombre con una profunda vida espiritual, a tal punto que siente que hay una correspondencia perfecta entre su alma y el mundo.
Por eso la hipérbole: “todas las cosas están llenas de mi alma”. Pero el amor por ella ocupa su espíritu por completo. El yo lírico sustituye al mundo de las cosas por la extraña presencia femenina que pese a su misterio y fuga siempre parece estar ahí, junto a él, en una comunión de almas que asombra al yo lírico y lo lleva a buscar metáforas que expliquen esa situación tan bella y peculiar.
La metáfora “mariposa de sueño” asocia a la amada con uno de los seres más sutiles de la naturaleza, las mariposas, símbolo habitual de belleza, libertad, renovación (por su asociación a la primavera y al color y a la vida), pero además asocia este frágil ser al sueño, como si esa existencia de la amada fuera tan sutil que podría ser imaginaria. Una vez más, eligiendo al símbolo de la mariposa, hay una alusión al vuelo.
Sin embargo el yo lírico insiste en la comunión entre las almas del amante y la amada, y usa para eso la simple comparación “te pareces a mi alma”. Mediante un paralelismo también compara la identidad de la amada con la “palabra melancolía”.
Aquí se observa la típica libertad imaginativa del poeta de vanguardia que ya es en estos versos Pablo Neruda.
Realiza una comparación bastante innovadora. Compara un ser humano, la amada, con una palabra. Las palabras tienen sentido y sonido. La palabra melancolía tiene un sentido misterioso, difícil de identificar, pues no es exactamente tristeza, y tiene un sonido largo y melodioso.
Todos los atributos de la amada sugieren misterio, silencio, intimidad y eso parece ser lo que más atrae al yo lírico, quien expresa por medio de la anáfora “Me gusta cuando callas” cuánto le atrae esa mujer inusual, que no habla y se mantiene en su propio mundo de ensoñación.
EN POESÍA TODA REPETICIÓN ES SIGNIFICATIVA.
La anáfora “Me gusta cuando callas” articula la totalidad del poema, pues se repite al comienzo de las estrofas 1, 3 y 5.



Tercera, cuarta y quinta estrofa

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Esta estrofa reafirma lo que el yo lírico expresó en las dos anteriores. Continúan las repeticiones, las anáforas, los polisíndeton de "y". Hay una sustitución de la palabra "ausente"del primer verso por "como distante". Tal vez el intento de acercamiento del yo lírico esté dando sus frutos y lentamente él parece acercarse a ella.
El poema insiste en quebrar los versos en dos partes, como si hubiera un respiro, como si el amante se adaptara al silencio de ella. Esta pausa interior de los versos se llama CESURA y las dos mitades en que queda dividido el verso se llama HEMISTIQUIO.
A veces el segundo hemistiquio repite la idea del primero con alguna variante con mayor énfasis>

Y ME OYES DESDE LEJOS, Y MI VOZ NO TE ALCANZA.

En esta tercera estrofa ha habido un cambio; élla escucha brevemente. Del silencio ella pasó a una especie de quejido, a un arrullo. Los sonidos que surgen de la amada la asocian a la fragilidad. Y nuevamente aparece el símbolo de la mariposa unido a alusiones a pájaros, pues solo los pájaros enamorados son capaces de emitir ese "arrullo", nunca una mariposa. Es una metáfora moderna, donde no hay una semejanza lógica con la realidad. "Mariposa en arrullo" es un ejemplo de libertad poética que muestra cómo el joven Neruda ya perfilaba la poesía de vanguardia.
En esta estrofa son muy importantes las cesuras, las pausas y comas que hay en el medio de los versos, que se bifurcan en dos hemistiquios, que repiten el sentido y lo enfatizan.
El "me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza "sustituye a la ausencia total en la que parecía sumida ella al comienzo. Hay cierta conexión entre estos dos seres, aunque la voz del yo lírico no la alcance. Llega entonces la conclusión de la estrofa con una súplica: "déjame que me calle con el silencio tuyo".
Esta sensación del amante de que él también debe callar, de que debe parecerse a ella y compartir su mundo, se impone en la estrofa siguiente:

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Aquí el yo lírico explicita la belleza de la peculiaridad de ella, una mujer muy especial, que está en un mundo muy personal, silenciosa.
El silencio ya no es una carencia sino una virtud. Con dos comparaciones se muestra la perfección de ese silencio "claro como una lámpara", "simple como un anillo". Se asocia a la amada a la noche, al misterio de la noche, que a pesar de su oscuridad deja brillar sus estrellas. Las estrellas son hermosas a pesar de la distancia. El ser humano siempre ha mirado el cielo con fascinación, y ahora el yo lírico compara a la amada con la inmensa noche llena de estrellas.
Con la semimetáfora "tu silencio es de estrella", reafirma esta característica de la amada como una virtud.
Pero en la siguiente estrofa llega la duda. El yo lírico parece vacilar. Porque la amada por momentos parece tan ajena que podría sentirse como falta de vida.
Este miedo a perderla, a que la amada sea siempre un ser inalcanzable e imposible, llena al yo lírico de pensamientos lúgubres asociados a la muerte.
Pero al final la amada es descrita con una sonrisa, como una luz en medio de tanta oscuridad. Y la conexión entre ambos se produce y se festeja con alegría. Ambos están vivos y el amor es posible.
La distancia y el dolor se sustituyen por la palabra y la sonrisa. Hay por fin comunicación entre el yo lírico y la amada, la búsqueda que él inició a lo largo de todo el poema tiene un resultado feliz.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.