domingo, 9 de julio de 2017

LA DIVINA COMEDIA, de Dante


Uno de los extraordinarios dibujos de Gustavo Doré sobre La Divina Comedia de Dante


Dante, un artista de la Edad Media

Dante nació en 1265 y murió en 1321. Su vida transcurrió enteramente en la Edad Media  en una de las zonas de Europa más desarrolladas culturalmente y más turbulentas políticamente: la península itálica. 
Italia no era por cierto un estado en los largos diez siglos que ocuparon la Edad Media , un periodo que va desde el siglo V al XV en Occidente.
La península itálica era un conjunto de territorios bajo la autoridad de un noble o de una ciudad que estaban a menudo en litigio entre sí. La cercanía del papado en Roma no beneficiaba las cosas.
Sin embargo, la presencia tangible de las ruinas romanas y el gran legado cultural del Imperio no se desvanecieron en el aire. Hoy se cuestiona que haya existido una ruptura total entre el antiguo Imperio Romano y la posterior Edad Media, pero esta cierta continuidad se hace más palpable en Italia donde la conciencia de que descendían de los romanos estaba viva.
Por eso cada vez más se deja de lado la idea de que la Edad Media fue una etapa oscura, de tránsito, de ignorancia y terror, un enorme paréntesis entre la  Antigüedad clásica y el Renacimiento.
De hecho, aunque los primeros siglos de la Edad Media fueron duros tiempos para la Europa, azotada por guerras y hambrunas, -Alta Edad Media-, la Baja Edad Media ( a la cual pertenece Dante) muestra una gran vitalidad cultural.
Muchos de los inventos que permitieron a las humanidad progresar pertenecen a la Edad Media. Particularmente los avances agrícolas que implicaron una mejoría en las cosechas y por tanto una mayor y mejor alimentación en la población. La arquitectura tuvo un gran desarrollo y lingüísticamente se consolidan en la Baja Edad Media las lenguas vernáculas, las que los pueblos europeos hablaban en el día a día y que habían sido durante siglos marginadas de la producción cultural, asociada a la lengua latina que, aunque "muerta" era cultivada en los monasterios.
Uno de los grandes logros de Dante fue hacer que el italiano de Toscana (región en donde se halla Florencia, su ciudad natal) adquiriera el estatus de lengua literaria. Con La vita nuova y La Commedia Dante le da a su lengua materna la vía para convertirse en una de las lenguas cultas más apreciadas por la posteridad.
Aunque Dante conocía perfectamente el latín, lo escribía -y había leído con deleite su obra cumbre La Eneida, de Virgilio- prefirió abocarse a la lengua "vulgar", aquella que hablaba el pueblo, para componer su obra magna que le llevó casi media vida crear, la Commedia.
Los prejuicios de algunos historiadores hacia la Edad Media llevaron a pensar que Dante era un adelantado y que en realidad su obra estaba prefigurando el Renacimiento.
Pero Dante fue un hombre de su tiempo, con sus contradicciones, su devoción a Dios, su conciencia del pecado, su preocupación por la moral y el presentimiento de que la vida es un viaje hacia un mundo eterno, el más allá, donde todos los seres humanos irán y serán juzgados, según su comportamiento en el aquí y ahora.
Algunos han pensado que Dante ya no pertenecía a la Edad Media por su abandono del anonimato -muchos artistas medievales no dejaron constancia de su autoría-  y por la fuerte importancia que otorga al ser humano, al individuo, a quienes halla diferenciados en medio de la multitud durante su largo viaje por el ultramundo. Se creía así que Dante pasaba de una concepción teocéntrica del universo a una visión antropocéntrica, más renacentista.
Sin embargo, muchos de esos seres de su tiempo, o de la antigüedad, con los que Dante se topa en su viaje por el más allá, efectivamente se conocían y eran motivo de reflexión en la Edad Media. Este fue un  periodo demasiado extenso como para generalizar de tal modo. La fe y el misticisimo convivieron con lo jurídico, lo moral y la conformación de sociedades complejas. Todo ello lo representa Dante.
El viaje de Dante desde el pecado hasta Dios (viaje extraordinario autorizado por el Supremo como una excepción para ayudar a Dante, perdido en la selva oscura del pecado, a salvarse), es una mirada medieval, donde la vida humana es vista como un tránsito lleno de avatares hacia la vida eterna.
Los seres humanos, a través de su libertad de conciencia, podrán elegir entre pecar o no pecar, y continuar el camino del bien o del mal.
De acuerdo a ello, luego de la muerte serán juzgados y colocados en un lugar eterno determinado por la vida que se haya mantenido. Los pecadores serán castigados en el Infierno, los pecadores arrepentidos purgarán sus penas en el Purgatorio, y los justos merecerán el premio de hallarse cerca de Dios en los cielos.




Canto V: Los lujuriosos




Minos y el lugar en el infierno

Cuando Dante baja acompañado de Virgilio al segundo círculo del infierno, se topa con un lugar inédito que le produce fuertes sensaciones -visuales y auditivas- que lo impactan. El lugar es grande, pero algo más pequeño que el anterior círculo, donde se hallaba el limbo. El menor espacio implica que el infierno va reduciéndose, su forma de cono invertido lleva a que los pecados estén clasificados: a mayor maldad del pecador, mayor amontonamiento, menor lugar para sí mismo. Asimismo, a menor espacio mayor dolor. 
Al personaje-narrador que es Dante le llaman la atención los gritos desgarradores, los ayes. El lugar es oscuro, así que los alaridos generan más impresión. Aquí resalta un detalle característico de la imaginación dantesca: en el más allá, los pecadores solo conservan su alma, pero como si aún tuvieran cuerpo, sienten dolores físicos, como si aún las almas estuvieran dentro de él.Y el primer personaje que deberá enfrentar Dante es Minos. 
El infierno está perlado de estos seres mitológicos casi demoníacos que cumplen roles y cuya tarea es agudizar el sufrimiento de los condenados. Dante se inspira para crear esta legión de verdugos en mitos que circulaban en la Edad Media. Por ejemplo, se sabía que Minos había sido un cruel rey de Creta, y se lo asociaba a un monstruo con cabeza de toro, devorador de vírgenes, el Minotauro.
Aquí Minos está en el infierno, pero siguiendo órdenes del que planifica todo ese universo, es decir, de Dios. Aunque en el infierno no puede mencionarse la palabra "Dios". todos son conscientes de que el ultramundo forma parte del plan divino.Minos aquí actúa como una suerte de juez y confesor, aunque no hace otra cosa que ser un instrumento de la voluntad divina. Una multitud, una cola, espera mientras llega el momento en que tienen que confesarle su pecado. Entonces Minos, quien en la Historia fue un hombre pero a quien Dante imagina semidemonizado, con una larguísima cola, con ferocidad mueve su extremidad reptilesca y la cola se arrolla alrededor de su cuerpo. El número de vueltas que dará (no más de nueve) indica a qué círculo del infierno será precipitada el alma.El pecador confiesa su pecado y comprende adónde irá a parar eternamente. Nadie miente, En el infierno no hay lugar para la mentira, todos se enfrentan a su íntima verdad.
Minos es un personaje irascible. No le gusta ver a Dante, un hombre vivo, allí. Lo trata como a un pecador: "No te engañe la amplitud de la entrada", como si  nunca fuera a salir del infierno. Pero pronto Virgilio pone las cosas en su lugar y le aclara a Minos que si Dante, un hombre vivo, está haciendo ese viaje por el más allá es porque se los han permitido en donde "se puede lo que se quiere". Es un circunloquio para decir el paraíso.Dios ha planificado el infierno, pero también ha admitido la excepción de que un ser humano vivo viaje por todo el más allá y conozca lo que espera eternamente a las almas de los que han muerto, en función de sus pecados y sus virtudes.



Los castigados

Entonces Minos pierde importancia y la mirada de Dante se enfoca en la multitud de pecadores. Aquí el amasijo de almas conforma una tromba, una borrasca infernal. Todos son agitados en ese viento terrible que no los deja descansar. Siempre se ha dicho que hay una correlación entre el pecado que se ha cometido en vida y el castigo que se recibirá en el más allá.

En este caso, el pecado de lujuria -la pasión por el sexo- es representado por un enorme viento incontrolable, perfecta metáfora de aquel sentimiento abrasador, la lujuria, que no admite represión ni límites morales.Los condenados se pegan entre sí y también contra un muro. Es interesante percatarse de que Dante inventó una topografia del infierno, con muros, castillos, fosas, ruinas.

Estas almas que alguna vez disfrutaron de su cuerpo ahora son arrojados y golpeados contra muros rígidos.Dante usa metáforas para describir sus sensaciones y sentimientos ante la visión del lugar: "mudo de toda luz", es una imagen para decir oscuro, y también implica la conjunción del sentido de la vista y del oído, por lo tanto, se detecta una sinestesia. Los pecadores son movidos por una fuerza inmensa en torbellinos, y Dante realiza una comparación: "Fragoroso como un mar agitado por la tormenta y movidos por vientos contrarios".

Todos estos recursos sirven para señalar una vez más el pecado de incontinencia que es la lujuria. Pero los pecadores no están arrepentidos. En medio del vendaval tienen energía para gritar y blasfemar y para insultar a Dios. Sus quejas muestran que volverían a hacerlo, que no pedirían perdón.Una característica del infierno es el amontonamiento de las almas. Pero para este círculo y este pecado Dante artista proyecta una visión especial. Compara a la multitud de almas con bandadas de pájaros.


Bellos pájaros en un mundo infernal

SE PRODUCEN ENTONES TRES COMPARACIONES: la primera con una bandada de estorninos, la segunda con una hilera de grullas (aves que vuelan en fila) y la tercera con una pareja de palomas (aves monógamas y enamoradas, que representan desde la mitología griega al amor y a su diosa Venus).
El hecho de que en ese horror aparezca el recuerdo de pájaros por medio de comparaciones, muestra la piedad de Dante por esos pecadores. Los pájaros, como visión en el cielo, son a menudo un símbolo positivo, por su vuelo, por su elegancia, y por la posibilidad de alcanzar las alturas.Hay mucha belleza en este fragmento del horroroso infierno.




Francesca y Paolo




                                                    Pintura de Dante Gabriel Rosetti



Aún el amor

Se suele comentar este episodio trayendo a colación la verdadera y sangrienta historia de Francesca di Rimini, contemporánea de Dante, a quien toma para su producción poética de la realidad de Italia, así como a  muchos de los personajes que tienen un primer plano en su obra La Divina Comedia.
Pero es necesario advertir que los detalles macabros de esta historia de asesinato, (femicidio y fraticidio) solo están sugeridos. 
Dante es un POETA, NO UN HISTORIADOR. Ni un periodista.
Si toma el personaje de Francesca es porque la historia de esta mujer perturbó su sensibilidad profundamente.
En el episodio es Francesca quien habla, quien se presenta a Dante, mientras a su lado el alma de Paolo, su amado, solo llora. Al parecer, Dios ha realizado una excepción con ellos, pues mientras los otros pecadores de la lujuria que aparecen en el canto V son arrastrados caóticamente por la buffera (la tromba de viento) infernal, sin estar al parecer unidos unos a otros, en cambio las almas de Francesco y Paolo nunca se separan.
Es verdad que no se tocan, y para quienes se desean con todas las ansias esto puede ser doloroso. Tampoco tienen cuerpos con los cuales disfrutar, de hecho Francesca habla en pretérito de su hermosa figura que le fue arrancada de un modo que aún la atormenta.
Sin cuerpo para amar, estos personajes sí tienen memoria. A diferencia del Hades griego, donde las almas al pasar el río de los muertos penetraban en una zona oscura adonde perdían la identidad y la memoria, en el infierno de Dante todos recuerdan el momento más importante de su vida, la clave por la que están allí, en la eternidad.


En el Infierno, la defensa del amor

Cuando Dante se ve atraído por estas dos almas que no se separan como si fueran una pareja de palomas, Francesca le dirige un discurso donde le agradece a ese hombre vivo que viaja por el ultramundo poder contar su historia.
Ella ve que Dante se halla conmovido ante esa unión amorosa aún en el infierno y entonces le dice a Dante que si le estuviera permitido rezar, lo haría por él, le daría una bendición. Pero ello no está permitido por el Rey del Universo, una metáfora para llamar a Dios, ya que el nombre de este en el Infierno no se puede pronunciar.
Ella solo dice su nombre de pila, pues los apellidos familiares son los que la condujeron al desastre. También ubica su origen, es del lugar donde desemboca el río Pó. 
Para presentarse, define el amor. El amor es la esencia de su vida, la explicación de su muerte. Y aunque advierte que "no hay mayor dolor que recordar el tiempo feliz en la miseria", pronuncia a Dante tres hermosos tercetos que comienzan cada uno (en italiano) con la palabra Amor, produciéndose una anáfora.

Leyes del Amor

Y esboza tres leyes que para ella resultan ser ineludibles: 1) El Amor hizo que se prendara  el noble corazón de Paolo rápidamente de la bella figura de Francesa. 2) El Amor no perdona de amar al que es amado 3) El Amor  conduce a una misma muerte.
Estas leyes del amor parecen más paganas que cristianas, de hecho, el Amor es escrito con mayúscula como si fuera el dios griego que tiraba flechas de oro al corazón e inexorablemente dejaba enamoradas a sus víctimas.
También mucho tienen que ver con la tradición del amor cortés, una tendencia que se instaló en los poetas de la Edad Media donde se cantaba a la dama como si el amante fuera un vasallo de ella. Era una variante del amor platónico y generó ríos de poesía amorosa, entre la que puede incluirse el movimiento Dolce Stil Nuovo, un grupo de poetas al cual perteneció el joven Dante.
Pero estas leyes son altamente discutibles desde un punto de vista cristiano. En este, no hay dioses caprichosos como  en la Antigüedad. El ser humano es libre de decidir qué es lo correcto y lo que no.
Para Francesca, en la primera ley, parece que el amor fuera un poder que doblega la voluntad humana, y en particular, el Amor surge en el caballero que se enfrenta a una dama hermosa.
En la segunda ley, se habla de la reciprocidad de los amantes, si alguien es amado inmediatamente comienza a enamorarse de quien lo adora. Al parecer, esto fue lo que le pasó a la bella Francesca. Una vez que Paolo se enamoró de ella, Francesca no pudo escapar al influjo del amor. 
La tercera ley asevera que quienes aman deben estar dispuestos a morir por el amor.
Y en este punto Francesca parece que recordara lo peor de su terrible historia: el asesinato que ella y Paolo sufrieron a manos de su horrendo marido, quien hallándolos cometiendo adulterio, los atravesó con su espada.

La historia de Francesca

DEBE ADVERTIRSE QUE FRANCESCA NO LO EXPLICA CON DETALLES, SOLO LO ALUDE. Pero al ser mencionado el asesino en tan bellos versos es como un paréntesis, una constatación de que se hallan en el terrible infierno.
Ni siquiera menciona el nombre del marido asesino, Gianciotto, el hermano de Paolo. Sólo dice un verso de venganza: "Caína espera a quien nos quitó la vida":. En efecto, al parecer el horrible marido de Francesca sigue vivo, y si ha escapado de la justicia de los hombres no podrá hacerlo de la justicia divina, quien lo colocará junto a Caín bíblico.
Pero para el viajero Dante aún falta información. Esas leyes del amor, tan espirituales, no conducen directamente a la lujuria. Y Dante, que era un hombre vulnerable a este pecado, lo sabe. Dante quiere entender cómo el amor se transformó en pasión carnal.
Efectivamente, Dante sabe que amor y lujuria no son exactamente lo mismo, y Francesca también. Porque contesta rápidamente "Aquel día"... la marca temporal señala un antes y un después. Aquel día que lo cambió todo,
Paolo y Francesca se hallaban leyendo un libro de Lanzarote. Era una novela de caballerías, en boga en la Edad Media, donde los fornidos héroes además de ganar batallas seducían doncellas y reinas.
El libro es un libro de entretenimiento, con algo de erotismo. De hecho la Iglesia estaba en desacuerdo con ellos y no los recomendaba.
Leían ambos juntos, evidentemente en voz alta. Francesca no dice dónde, pero sugiere la intimidad que mantenían la mujer y el cuñado, el hermano joven, con quien compartía horas de ocio y amistad. No sabemos qué hacía por entonces el marido de Francesca, pero lo cierto es que ella, en la vida, tiene un compañero y este es Paolo.

La lectura desata pasiones

Al leer, juntos, el mismo libro, debieron detenerse varias veces buscando la mirada mutua, así también se reprimieron y bajando los ojos volvieron a la lectura. Pero es una frase del libro la que abre las compuertas del deseo. Es el momento en que Lanzarote besó la sonrisa de la amada (la reina Ginebra).
Entonces Francesca recuerda cómo Paolo "la boca le besó todo tembloroso". El temblor proviene del deseo tantas veces reprimido en función de los códigos sociales y morales. Francesca está casada, y casada con el propio hermano de Paolo. sin embargo, el deseo es más fuerte que la prohibición.
Pero el libro fue un nexo infalible para ellos. Y el discurso de Francesca termina con una ambigua frase: "Aquel día ya no leímos más"
Nada explicita si esa fue la única y última vez en que sus cuerpos se juntaron, o si hubo una sucesión de veces hasta que el marido los encontró cometiendo el adúltero acto.
Pero esa frase final parece quedar en puntos suspensivos evocando los momentos arrebatadores que hubo entre ambos.
Es tal la emoción que Dante experimenta al constatar que la pasión de Francesca y Pablo sigue intacta, y que volverían a amarse si pudieran, que no puede soportarlo y se desmaya. Dice que cae "como cuerpo muerto cae". Es que la historia de Francesca ha removido en él toda su psiquis, sus recuerdos, remordimientos, miedos.

La empatía de Dante

Dante comprende inmensamente a esos amantes y al colocarlos en ese horroroso infierno ha hecho varias excepciones. Se ha detenido el viento para que Francesca pueda hablar y ser escuchada; se ha enternecido tanto un hombre vivo en el mundo de los muertos que casi muere de emoción.
Este canto en medio del Infierno se denomina Canto del Amor, y la fealdad del infierno por cierto casi no toca a los amantes. 
¿Es que el escritor Dante los perdona?
Sin embargo, también es cruel al colocarlos en el infierno. A sus ojos cristianos el adulterio no tiene justificación posible, aunque el marido sea malvado y el matrimonio se haya fraguado entre familias fraudulentas que no consideraron a Francesca como a un ser humano con derecho a elegir cónyuge.


Canto XXXII - XXXIII
El Conde Ugolino





El canto del odio

Se dice que este episodio, el del Conde Ugolino, es comparable al de Francesca y Paolo, aunque sean en muchos aspectos opuestos. Ambos tratan de pasiones extremas, uno el amor y otro el odio.
Ugolino está en el fondo del infierno por haber sido un traidor y un corrupto, en el noveno círculo, en su segunda fosa llamada Cocito, donde se hallan los traidores a la patria.
En cambio Francesca estaba casi al comienzo, luego de la aparición de Minos. Francesca y Paolo eran una excepción en el infierno, porque mientras que los pecadores por lujuria eran arrastrados por una tromba infernal, caóticamente, ellos estaban juntos en la eternidad.
Ahora en el círculo de los traidores, en medio de la inmovilidad de un mar de hielo Dante junto a Virgilio queda asombrado por dos almas que se encontraban de una manera extraña: uno, con su cabeza, parecía ser la cabeza del otro.
El que está arriba está mordiendo la parte de atrás del cráneo y devorándole los sesos, los huesos, los pelos. La imagen es horripilante. Dante como poeta se ha propuesto mostrar con poesía todos los aspectos de la existencia humana, también el horror, la fealdad.
Quien está arriba, devorando, resulta ser el Conde Ugolino, y el que es mordido furiosamente, el arzobispo Ruggieri.
Ambos están en el infierno por ser traidores, pero al parecer Dios ha hecho una excepción con ellos -al igual que con Paolo y Francesca-, les ha permitido estar juntos para toda la eternidad.
Porque si bien Ugolino fue un traidor a su patria, también fue una víctima... de Ruggieri. El arzobispo Ruggieri era su rival político y un traidor como él, pero fue además un victimario de Ugolino y de sus hijos inocentes de un modo extremadamente cruel.
La historia de estos dos personajes contemporáneos de Dante es sabida, y efectivamente lo que se cuenta sucedió. Dante lo debía conocer, pero como poeta hace todo más terrible: el verdadero conde Ugolino fue encerrado en la Torre del hambre con dos hijos y con dos nietos. Dante con libertad poética coloca allí a un padre y cuatro hijos pequeños.
Y le concede a la víctima la posibilidad de la venganza: morder la cabeza torturadora que ideó tanta maldad.


Ugolino





En la torre del hambre

Ugolino cuenta a Dante, comoya hizo Francesca, su historia... y mientras habla llora. Sabe que revivir el momento de mayor dolor (o de mayor felicidad para Francesca), allí dentro, en el Infierno, le hará sufrir más aún, pero de todas formas Ugolino le relatará a Dante por qué está ahí junto a Ruggieri, comiéndole el cerebro a este, para que el mundo sepa el horror que le tocó en la vida.
La historia es relatada por el personaje sin preámbulos (in media res), y Ugolino narra cómo estaba encerrado en una torre "que por mí se llama del hambre". O sea que anteriormente tenía otro nombre (en verdad antes se llamaba Torre Muda). Aquí hay un anticipo de lo que sucederá. No es común que en las torres se pase hambre. Las torres son para encerrarse en caso de peligro, o para encerrar presos, pero la práctica de hacer morir de hambre es una estrategia de castigo que no se suele usar, es un tabú.
Ya hacía varios meses que estaban allí encerrados (porque habían visto por el tragaluz varias lunas), cuando una noche Ugolino tuvo un sueño terrible. Soñó que un lobo y sus lobeznos se veían cercados y perseguidos por una jauría de perros hambrientos y feroces, la jauría pertenecía a unos cazadores que Ugolino conoce bien. Y así enumera a varias familias enemigas, las familias que se enfrentaron a él en las guerras civiles de Pisa, su ciudad.
El sueño es una evidente alegoría (un sistema de metáforas) y además es un sueño que Ugolino tuvo antes del amanecer. Según las supersticiones antiguas, lo que se sueña antes del amanecer es un presagio, o sea, el sueño que relatará Ugolino es un sueño PREMONITORIO.
Observemos el contenido del sueño. Por un lado, está el lobo padre con sus cachorros. El lobo era un animal al que se le temía muchísimo en la Edad Media porque Europa estaba llena de ellos y se sabía que podían comer a los seres humanos. Pero esta vez son los lobos los débiles, acosados por perros hambrientos.
La metáfora central es el lobo/padre/Ugolino con sus cachorros lobeznos/hijos de Ugolino, perseguidos y torturados por los cazadores/enemigos de Ugolino y a merced del hambre: perros/ posibilidad de morir.
El terrible sueño perturba a Ugolino, pero al parecer todos han tenido el mismo sueño, también los hijos. Suena la voz de una de los niños pidiendo pan. Tienen hambre. Les han dado de comer poco, y al parecer, solo una vez al día.
Pero aquel día fatídico en lugar de comida, a la hora en que solían traerla, les clavan la puerta por el lugar en donde les pasaban el alimento. A partir de entonces no comerán más.
Los terribles martillazos anuncian lo que sucederá. Son condenados a morir de la manera más terrible, de hambre y de sed. Y Ugolino lo presiente, queda petrificado. Uno de los niños, el más pequeño Anselmito, se percata y le pregunta "Nos miras de un modo, padre. ¿Qué tienes?" . Ugolino nada contesta, "hasta que otro sol salió al mundo".
Efectivamente, pasaron un día entero sin comer ni hablar. Pero el rayo de sol que los ilumina es distinto, es otro sol, como si el mundo se fuera poniendo cada vez más siniestro.
Todos quedan mudos, pero Ugolino, el padre, se siente responsable de sus hijos (al fin y al cabo están ahí por las acciones políticas de él) y al ver los rostros demacrados y dolientes de sus hijos. se muerde las manos en una señal de impotencia. Este gesto, de desesperación, es entendido por los hijos de la manera más literal, como si el padre tuviera tanta hambre que se comería las manos. Y entonces todos se ofrecen para salvar al padre, en sacrificio. Alegan que él es quien les dio las carnes, la posibilidad de la vida, entonces ahora puede usar de ellas para comer.
Ugolino rechaza la propuesta apaciguándose... pero de nada sirve, porque indefectiblemente todos irán muriendo de hambre. Durante tres días nadie habla. Día a día los cuerpos se van desvaneciendo.Todos sufren. Es el silencio de la debilidad absoluta, de la pérdida lenta de la vida.
Es el momento en que Ugolino, en pleno infierno, grita: "¡Oh, tierra, ¿por qué no te abriste? "
Por una interjección invoca inútilmente a la tierra, es inútil apelar a ella, ahora todos comprendemos que hubiera sido mejor morir en medio de un terremoto, o desaparecer, que se acabara el mundo, y que Ugolino y sus hijos murieran simultáneamente, a que lo que sucedió en los días siguientes ocurriera.







El dolor o el hambre: Ugolino moribundo


El tiempo es narrado minuciosamente por el personaje, que quiere que Dante entienda y se apiade del inmenso sufrimiento que padeció en el mundo de los vivos.
Al cuarto día de hambre y sed, un ser humano no puede seguir vivo. Efectivamente, es Gaddo el primer hijo en morir. Primero mueren los niños, porque son más débiles.
Pero Gaddo antes de morir exclama: "¡Padre mío! ¿Por qué no me ayudas?" Es lógico que en el sufrimiento extremo el niño pida ayuda al padre.
En el quinto y sexto día, van "cayendo"los demás. Ugolino también está agonizando, pero vive más porque es adulto y más fuerte. De todas formas, cuando todos están muertos menos él, al sexto día, esa sombra en la que se ha convertido solo es capaz (ciego) de reptar a tientas entre los cuerpos de sus hijos, llamándolos.
Es una muestra del gran amor que les tuvo este padre, pero también de la pérdida de humanidad que va teniendo, ya el hambre que va quitando los sentidos. Queda solo el tacto y la inmensa hambre.
¿Qué hacen los seres humanos en esa situación?
Hay varios ejemplos en la Humanidad en donde se ha roto el tabú de no comer carne humana, de no caer en el canibalismo, El cuadro de Gericault "La balsa de la medusa" retrata un naufragio verdadero en donde ello sucedió.
Pero Dante es un poeta, no un historiador, y no quiere hablar directamente de canibalismo. Usa una de sus RETICENCIAS (sus ambiguas frases con que termina el relato de un personaje). Y lo último que dice Ugolino es "Al final, más que el dolor pudo el hambre". Puede interpretarse que murió de hambre y dejó de sentir dolor ( por sus hijos y por su propio cuerpo) . Pero también que ciego y loco mordió los cadáveres, el dolor ante la muerte de sus hijos se desvaneció y solo quedó un hombre torturado de dolor por el hambre que sentía alimentándose de la carne muerta de sus hijos.



Ugolino y sus hijos por Rodin