lunes, 26 de agosto de 2019

ROMANCE DEL PRISIONERO

Introducción y tema



Se trata de un romance típicamente lírico, donde la anécdota es mínima, porque no se cuenta una historia ni surgen los diálogos típicos del Romancero.
La voz del yo lírico coincide con la del personaje central: un desconocido prisionero que lamenta la libertad perdida.
Es un poema muy breve que en principio elogia la vida y la primavera, para luego convertirse en una furiosa queja contra el poder que lo ha encerrado allí tal vez para siempre.
Apenas tiene acción y en la primera parte el yo lírico evoca y elogia la belleza del mundo cuando todo renace con la cercanía del sol y el calor. De pronto, en la mitad exacta del poema, a través del adversativo SINO, se explica que ese ser humano está hundido en una situación exactamente contraria, pues evidentemente está recluido en una mazmorra medieval adonde no llega la luz.
Las mazmorras eran calabozos subterráneos donde los presos solían estar encadenados con grilletes en la mayor oscuridad, y solo recibían agua y pan. El aislamiento era completo.

PRIMERA PARTE

Que por mayor era por mayo
cuando hace la calor
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor
cuando los enamorados
van a servir al Amor.

Aunque el poema parece sencillo, en verdad tiene una perfecta arquitectura. Estos ocho versos son el mundo recordado por el prisionero. El tiempo verbal del recuerdo es por excelencia el pretérito imperfecto: ERA. Eso demuestra que mayo pertenecía a una vida que él perdió.
Estamos en la Edad Media, en el siglo XV.  España pertenece al hemisferio Norte y cuando  es mayo está en plena primavera, es el mes anterior a junio (donde en Europa comienza el verano).
Aquí no se trata del inicio de la primavera (21 de marzo), sino del tiempo de mayor esplendor de la naturaleza.
Así que el yo lírico  se refiere en primer lugar al universo, que cíclicamente, cada año, deja de estar cubierto de frío y nieve y permite que con el calor la vida se reproduzca.
Inmediatamente pasa a los seres vivos, de los cuales menciona en primer lugar a los más emblemáticos del reino vegetal: los trigos y las flores.
El trigo, cuando encaña , muestra brotes verdes: empieza a crecer lo que se ha sembrado y se  cubren  los campos de color verde. Es una promesa de que la cosecha será buena: habrá trigo, habrá pan, abundancia, comida.
Por todas partes se ven también flores silvestres. Es un estallido de color, aromas, sensaciones táctiles y visuales. El poema realiza una ENUMERACIÓN de los elementos más significativos de la primavera.


La ENUMERACIÓN va cobrando cada vez más intensidad. Del mundo vegetal pasa a recordar el mundo animal, pero no cualquier ejemplar, sino los pájaros, símbolo por excelencia de libertad.
UN SÍMBOLO es un elemento visual que representa una idea o concepto abstracto y que cualquier persona es capaz de reconocer si pertenece a esa cultura. La flor es símbolo de belleza, la espiga de trigo es símbolo de fertilidad, el pájaro es símbolo de libertad.
Los pájaros cantan. Este hombre, aunque es un prisionero, conoce el canto de los pájaros. Sabe que la calandria es un ave que canta muy bien  y tiene una gran capacidad de imitar a otras aves. El ruiseñor asimismo es conocido en múltiples mitos como el ave que mejor canta, siendo capaz de hacerlo incluso de noche. También en la Edad Media era símbolo de la poesía y de los poetas que cantaban por amor.





La enumeración va IN CRESCENDO hasta que por fin llega al ser humano, pero no un ser humano en cualquier situación sino en una condición muy especial: enamorado. Los enamorados son el punto más perfecto de ese universo descrito como perfecto en primavera. Al usar el verbo "servir"da la impresión de que estuvieran al servicio de un dios, el Amor.
Ello nos recuerda la mitología griega, donde se veneraba a dos dioses vinculados al Amor: Venus por un lado (llamada también Afrodita), y su hijo Eros o Cupido.
La primavera es el tiempo de la reproducción y del triunfo de la fertilidad: el ser humano pertenece a ese mundo que anhela sobrevivir a través de los siglos y a la vez desea renovarse.


SEGUNDA PARTE


Sino yo, triste, cuitado
que vivo en esta prisión
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son
sino por una avecilla
que me cantaba al albor
¡matómela un ballestero
déle Dios mal galardón!


A partir de la palabra sino (que funciona para crear una gran antítesis entre la primera parte del poema y la segunda parte), el texto cambia completamente.
Ya no hay ANÁFORAS (repeticiones de una palabra a principio de verso, como la palabra "Cuando"), ni la sensación de que el personaje está cantando una canción.
Ahora el ritmo se hace entrecortado por comas , como si quien habla estuviera llorando. Los adjetivos que sugieren desesperación se superponen:"Triste, cuitado".
La definición de lo terrible que es esa cárcel lo dan solo dos versos: "que no sé cuándo es de día,/ni cuándo las noches son".




El estar en una mazmorra, hace que al prisionero le esté vedada la luz, SÍMBOLO DE VERDAD, DEL BIEN, DE DIOS. Hubo, sin embargo, muy cerca de él un ser vivo que por un tiempo pareció hacerlo olvidar de su terrible soledad: se trata de un ave seguramente pequeña, que en algún lugar de la cárcel-castillo cantaba festejando la primavera.
El prisionero, un hombre que sabe de pájaros (pues nos ha hablado de calandrias y ruiseñores) no parece saber de qué especie se trata, Pero el diminutivo -ILLA muestra la dulzura que le inspira. Le devuelve el sentido del paso del tiempo, que le estaba vedada por estar sumido en la oscuridad.
El avecilla pasa a ser amada como algo propio del prisionero, pues le recuerda el alba y la esperanza. De ahí que use el posesivo matóMEla: como si el ave le perteneciera y fuera su amiga.
Pero todo ello fue efímero, pues de un momento para otro, el canto se suspendió.
El prisionero lo atribuye a la maldad del guardia de la prisión, que en su aburrimiento se dedicó a matar pájaros con el arma que tiene en la mano. La ballesta se usa para evitar las fugas de los prisioneros, pero también para saciar la sed de muerte y sangre el guardia.
El poema termina con una IMPRECACIÓN O MALDICIÓN. Por fin aparece una referencia a Dios en el poema. El prisionero jamás reza, pero sí  se invoca a Dios que funciona como agente de venganza.
El preso desea que algo terrible le suceda al ballestero: "mal galardón", significa mal premio, castigo.
Y el prisionero queda nuevamente en soledad, sino el ave y sin la humanidad que significa reconocer el día y la noche y estar en contacto con otros seres vivos.





1 comentario:

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